Creando experiencias únicas
Días de pura diversión y tradición sagrada, cuyos elementos, personajes y rituales merecen el mayor de los respetos por lo que implican al acervo cultural que nos identifica, primero como jujeños luego como universales. Así es, llegamos en medio de todo el jolgorio porque ayer las comparsas de toda laya han desenterrado el Carnaval y otras lo han de hacer hoy durante la tarde. Y envueltos en una excitante sensación que recorre las venas, observamos los movimientos, gestos, rituales…y rompiendo el silencio las bombas y luego un interminable chillar de anatas, de repente decenas de diablos aparecen bajando los cerros o por detrás de pedregales, bailando, riendo, cantando y gritando felices el comienzo de la fiesta más esperada del año.
Las tradicionales comparsas llevan consigo estandartes que las identifican y recorren las calles del pueblo, donde en diferentes casas los invitan a brindar con bebidas alcohólicas autóctonas y artesanales. Los habitantes que reciben a las comparsas se visten con trajes coloridos utilizando cascabeles y máscaras, se pintan las caras con harina y muchos llevan ramas de albahaca, dejando un aroma particular en las veredas.